27/4/10
Vuelvo a tener fe en el cine español
He alabado ciertos movimientos de nuestra industria cinematográfica patria para conseguir pasta fácil. Las ideas de "Mentiras y Gordas", "Fuga de Cerebros", "Tensión Sexual no Resuelta" o "Spanish Movie" me parecieron estupendas, puestos a que las salas de cine se llenen para ver mierda, al menos que sea mierda española, y, qué demonios, con "Fuga de Cerebros" y "Tensión Sexual..." te ríes, y mucho.
De todas formas faltaba ese pasito de hacer una buena película que no fuera un dramón de Almodóvar (no puedo con sus películas, lo siento) y viendo que Amenábar está fuera de forma (Ágora es un bluff en toda regla) y que la última gran película española (para mi gusto) la rodó un mexicano como Guillermo del Toro, nos hacía falta que emergieran... directores con los suficientes arrestos para explorar géneros dominados por los estadounidenses, y afortuandamente Daniel Monzón ha aparecido, tras dos meritorios intentos como "El Corazón del Guerrero" o la mas interesante "La Caja Kovac" ha conseguido hacer una gran cinta de suspense. El motín carcelario de "Celda 211".
La película no se anda con chiquitas, Juan Oliver está visitando su nuevo centro de trabajo (una cárcel zamorana en bastante mal estado) cuando sufre un accidente fortuito, un trozo de escayola del techo le cae en la cabeza. Los compañeros lo dejan en una celda vacía para que recobre el conocimiento, pero de repente, el cabecilla del pabellón de máxima seguridad, Malamadre (un Lluís Tosar inmenso), inicia un motín.
En menos de 15 minutos tienes presentados a los personajes principales y la historia servida, ahora sólo había que mantener el suspense de un funcionario carcelario entre los criminales mas sanguinarios, y vaya si lo consigue. La película no da respiro, si se quiere ver como entretenimiento es uno de primer nivel, se podría decir que es "Seven" a la española, no por la temática, sino por la tensión que es capaz de generar, y si miramos mas entre líneas (aunque no tanto) también podemos ver un mucho de crítica al sistema penitenciario, a la autoridad y al ser humano en general.
Si se le puede achacar algún fallo es lo planos que son los funcionarios. Mientras que el elenco de presos es variado y creíble, con sus matices, sus lealtades y sus traiciones, los funcionarios son extremadamente planos, o son muy malos o muy buenos, exceptuando tal vez el papel del negociador. De todas formas desearemos que nos vuelvan a contar lo que ocurre con Juan y Malamadre, los verdaderos reyes de esta película y los que hacen que funcione.
Daniel Monzón demuestra que no hace falta ser americano para triunfar con un buen título de suspense, como ya demostró Bayona que se puede triunfar con un título de terror patrio que no tiene nada que envidiar al deficiente producto que nos llega desde el otro lado del charco ("El Orfanato" adolece de los mismos fallos que todas las películas americanas, pero tiene un par de momentos geniales). Ahora por favor, que se les meta en la cabeza a los realizadores que en España hay que hacer y promocionar todos los géneros. Estoy seguro que seríamos capaces de hacer una gran película de acción (género maltratado en la última década) española si le damos los medios a los directores que demuestran saber moverse en el género. Yo acabo de recuperar mi fe.
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