Acabo de ver la última peli estrenada del joven niño mago que asegura beneficios para la Warner Bros. con sentimienttos contrapuestos. Ha sido una experiencia agridulce, la peli entretiene, es divertida y como película de aventuras funciona. A un no lector del libro puede incluso deleitarle, pero para los que ya conocíamos el material del que parte y las posibilidades que tenía es mas que posible que nos quedemos con la sensación de que esta película ha cojido todo lo innecesario y lo ha condensado en 150 minutos para tener algo de material con el que hacer un par de films interesantes en la adaptación de la última novela dividida en dos.
Sigue tras el salto
La historia se centra en los hechos acaecidos tras los sucesos de "La Orden del Fénix", Voldemort ha dado la cara y la sociedad comienza a sentir las iras de los mortífagos, y mientras comienza un nuevo curso en Hogwarts, en el que Harry y Dumbeldore deberán efectuar una misión que marcará el devenir de los acontecimientos.
Quienes hayan leído el libro sabrán que el valor de la historia no es las desventuras de Potter & friends, sino que son los recuerdos de Voldemort, "El misterio del príncipe" es el libro donde conocemos al enemigo, sus motivaciones, sus orígenes, y sin embargo en el film obvian todo esto (seguramente para ocupar metraje en uno de los dos nuevos films) para dejar "la paja". Aventuras amorosas de todos los personajes, el hilo principal mostrado de una forma muy ténue y un final menos apoteósico de lo que debería haber sido, dejando además muy mascados los próximos giros que sucederán.
Técnicamente la película cumple, los escenarios, el ambiente, y los efectos especiales consiguen generar ese ambiente fantástico/tétrico que la trama no sugiere aunque el contexto sí. Tal vez la sensación mas amarga sea que en tiempos tan oscuros no se pueden generar situaciones tan ligeras que no casan con los problemas que arrastra "el héroe", tampoco ayuda la actuación de Radcliffe que tiene tantas expresiones faciales como Keanu Reeves haciendo de robot.
El resto del reparto cumple, destacando a Alan Rickman, el único actor junto a Michael Gambon capaz de transmitir los sentimientos de su personaje sólo con la mirada, sin gestos ni artificios, pero se mueven al compás de una historia poco intensa preparada como aperitivo de la traca final que vendrá el verano próximo.
Esperemos que ahí aparezca todo lo omitido de esta.
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