28/5/15
La Verdad
A la gente de mi alrededor le sorprendió bastante cuando la mañana del pasado 12 de marzo (de 2015 por si un despistado lector se le ocurre entrar a este rincón oscuro de internet en años posteriores) mi ánimo decayó como si hubiera sufrido un golpe bastante duro. En ese momento me enteraba del fallecimiento de Terry Pratchett.
Este escritor británico me acompañó en los momentos más solitarios de mi vida, y el simple y mero hecho de compar tantos libros suyos como pudiera (y que lamentablemente dejé de hacer hace un tiempo) nunca jamás equiparará la ayuda y compañía que su fértil imaginación me han dado. Así que, con un largo retraso, pero ínfimo en los dominios de tu amiga MUERTE, muchísimas gracias Terry. La tortuga de mueve
Pero no es una disertación sobre lo que ha significado Pratchett para mi sobre lo que quiero escribir, ni homenajearle, que eso ya lo han hecho de mucho mejor forma personas mucho más duchas en las letras que un servidor, sino para comentar la última novela de su puño y letra que he leído: La Verdad.
12/5/15
Sueño del Fevre
No soy un gran admirador de George RR Martin. Lo descubrí con su célebre saga Canción de Hielo y Fuego, antes de su éxito arrasador, y siempre me ha parecido que se iba por peteneras con relleno innecesario. Pese a que al final siempre consigue mantener el interés para saber cómo acabará la batalla campal por el trono de hierro, el exceso de historias que no aportan nada y sucesos que desaparecen de la memoria del lector hace que no lo vea como un referente en la literatura fantástica, aunque reconozco su valor como culebrón de época.
Sin embargo, en una de estas búsquedas de libros de género, llegó a mi una recomendación por parte de un amigo con exceso de bilis en su organismo de otra novela escrita por el amigo Martin. Yo andaba buscando un relato de vampiros, alejado un poco del ñoñismo de Anne Rice, y me recomendó encarecidamente este Sueño del Fevre
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