Ayer, tras rebotar en mil webs por puro aburrimiento en casa, me topé con un blog de una persona que ha conseguido ser lo que yo aspiraba a ser, aunque me he quedado a mitad camino, un BOFH (Bastard Operator From Hell) llamado Wardog, que cuenta sus experiencias como administrador de sistemas en una empresa de gente que aún dice que las aplicaciones "piensan". LINK
El blog, lógicamente, está escrito de una forma hiperbólica y humorística, busca la gracia por la exageración hasta el extremo de situaciones cotidianas (aunque algunas me da que no están muy exageradas), aunque hay un post que me ha animado a escribir sobre lo que voy a escribir, dicho post (y sus comentarios) trata sobre un tema que creo que a todos nos llama la atención: los adolescentes de ahora. AQUÍ tenéis el link a sus comentarios.
Puede resultar inapropiado que yo, que me caracterizo por tener un comportamiento demasiado infantil en ocasiones, sea quién critique, pero es que por infantil, ingenuo o pedante que pueda llegar a ser, nunca he sido como los jóvenes de entre 15 y 18 años de hoy en día. Con esa edad lo que decían mis padres iba a misa, si le rechistaba al profesor tenía broncón y fuera de clase o al despacho del director, los que acudíamos a la escuela, fuéramos como fuéramos, teníamos intención de aprender, o al menos de no molestar a los demás.
Actualmente (lo se por mi hermana que está haciendo prácticas en nuestro antiguo colegio) los niños pasan de los profesores, no respetan a nada ni nadie, hablan a gritos y solo entienden de messenger, del cual son expertos, sobre todo en poner mil iconos que impiden que tengas una conversación racional con ellos sin que parezca que te has metido una dosis de LSD. Los profesores no pueden suspenderles, los niños estan aprobados desde la cuna, está el refuerzo positivo, el "no pasa nada, a la próxima", que aún no entiendo que bien puede hacer a cualquiera que esté aprendiendo cualquier cosa.
Una compañera de trabajo mía dice bastante a menudo que "una hostia a tiempo es una victoria", gran frase, y muy cierta, un castigo, una bronca, un capón, algo que asuste al joven actuará como el método más simple de la educación, el algoritmo mas sencillo y lógico SI hago mal una cosa me pasan cosas malas ENTONCES tengo que hacer las cosas bien, pero ahora son intocables, no hace demasiado una niña denunció a su padre de malos tratos por un simple bofetón... ¡¡¡Y GANÓ!!!
Pero ahora viene la gran pregunta... ¿De quién es la culpa? ¿De los padres? ¿Profesores? ¿Sistema educacional? ¿Ley del menor? ¿La tele? No lo sé, no tengo la suficiente experiencia con ello, pero sé que yo con 15 años tenía motivaciones y expectativas, y como yo el 90% de mis conocidos, si hiciéramos esa encuesta ahora los porcentajes sería paupérrimos.
Un saludo.
PD. Y para completar la entrada EL OTRO EXTREMO (click obligatorio para descojonarse)
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